Tomas Cerdá
N. 22 diciembre 1715, Tarragona, España; m. 18 marzo 1791, Forlì, Italia.
E. 3 abril 1732, Tarragona; o. 1740, Valencia, España; ú.v. 15 agosto 1749, Zaragoza, España.
Terminado el repaso de humanidades en Tarragona (1733-1734) y sus estudios de filosofía en Gandía (1734-1737) y de teología en Valencia (1737-1741), enseñó, primero las humanidades en Lérida (1741-1742) y, luego retórica en Manresa (1742-1743) y en Lérida (1743-1746). Tras la tercera probación en Tarragona (1746-1747), explicó, durante un trienio, filosofía a los jóvenes jesuitas en la residencia del Padre Eterno, en Zaragoza (1747-1750) y en la Universidad de Cerveza (1750-1753). Aquí publicó (1753) su primera obra, las Iesuitae philosophiae theses, contentionem et experimentalem philosophandi methodum spectantes, combinación de filosofía escolástica y de ciencia nueva, característica de la filosofía ecléctica propia de la CJ en Europa durante el siglo XVIII C conoce y cita los Acta eruditorum de Leipzig (Alemania), sabe de la ecuación de la parábola de Descartes, sin atreverse a citar por su nombre al autor de esa geometría algebraica, pero todavía desconoce los cálculos diferencial e integral, aunque cita a Isaac Newton para otras cuestiones.
La actualización científica la alcanzó C en Marsella durante los años 1753-1756, en que fue discípulo del P. Esprit de Pézenas en el colegio jesuita de la ciudad, que carecía de Universidad propia y, que por ello hacía sus veces. En, Marsella estudió las obras de Newton y de otros científicos ingleses, con lo que, cuando enseñó matemáticas en Barcelona, en el colegio de nobles de Cordelles (1756-1757) y luego, a la par, en el de Belén (1757-1765), conocía y enseñaba ya aquellos dos nuevos cálculos, siendo unos de los primeros que los dio a conocer en España. No los incluyó, pero aludió a ellos, en su manual Liciones de matemáticas, o elementos generales de aritmética y álgebra, tres veces impreso en Barcelona (1758, 1760, 1816). En todas estas ediciones el autor se apellidaba «profesor real de matemáticas… en el colegio de nobles de Santiago de Cordelles». A esos años de Barcelona pertenece también su Lección de artillería, texto escolar para la Escuela de Artillería de aquella ciudad, tan importante, como las demás academias militares fundadas en España durante el siglo XVIII, en la historia de las matemáticas en ese reino. Cuando se fundó (1770) en Barcelona, en el mismo edificio de Cordelles, la Real Academia de ciencias y artes, muchos de sus primeros miembros habían sido allí mismo alumnos suyos. Trasladado al Colegio Imperial de Madrid en 1765, enseñó matemáticas y fue cosmógrafo mayor del Consejo de Indias hasta la expulsión de 1767. El año anterior su nombre fue alegado, aunque sin sombra de complicidad, en varios procesos referentes al motín de Esquilache.
En el último período de Barcelona y en los dos años de Madrid, dejó manuscritas, y se perdieron o dispersaron, ocho obras preparadas ya para la imprenta. Por testimonio de Lorenzo Hervás, su discípulo en el Colegio Imperial, se sabe que versaban sobre las secciones cónicas, los cálculos diferencial e integral en dos tomos, un compendio de lo mismo como «Tratado de las fluxiones», geometría, dos tratados de mecánica y de óptica especulativa y práctica. Algunos de estos mss., como la «Mecánica» y el «Tratado de las fluxiones», más el «Tratado de perspectiva de la espera» (2 tomos), se conservan en la Real Academia de la Historia; de esta última obra hay una copia coeva en la biblioteca Ernest Guille de Barcelona.
En 1767, al momento de la expulsión, pidió al Rey que se le conservasen el sueldo y los honores de cosmógrafo de Indias, gracia que no alcanzó, naturalmente. Estos contratiempos, sumados a su complexión melancólica desde 1758, pudo ser una causa de que, exiliado en Forlì con los jesuitas de la provincia de Toledo, no continuara C sus estudios en Italia o, al menos, no diera a la imprenta ninguna nueva obra en sus veinticuatro años de exilio siempre en Forlì; los dos últimos, casi por entero en el convento de los dominicos, que admiraban sus virtudes sacerdotales. Allí murió y fue sepultado en su iglesia.