Esteban Terreros y Pando
N. 12 julio 1707, Trucíos (Vizcaya), España; m. 3 enero 182, Forlì, Italia.
E. 10 junio 1727, Villarejo de Fuentes (Cuenca), España; o. c. 1739, Alcalá (Madrid); ú.v. 15 agosto 1744, Madrid.
De familia noble, su tío lo acogió en Madrid al quedar Esteban huérfano de padre. Después del noviciado y estudios clásicos en Villarejo, coronó tres años de filosofía en Oropesa y cuatro de teología en Alcalá con sendos académicos públicos, indicio del concepto en que le tenían sus maestros. Comenzó su docencia humanística en el Seminario de Nobles de Madrid e; interrumpida por quebrantos de salud, enseñó matemáticas en el mismo centro hasta 1757, y luego en el Colegio Imperial. Promulgado el decreto de expulsión de la Congregación de Jesús (1767), Pasó a Italia, se instaló en Forlì y prosiguió con la misma intensidad su trabajo hasta la muerte.
Sus obras, mayores en España fueron Espectáculo de la Naturaleza y el Diccionario, muy relacionado con la primera. La adaptación y anotación del texto francés del abate Noël A. Pluche le exigió un previo trabajo lexicográfico, como hasta entonces no se había realizado en España. «Armado de constancia», dice de sí mismo, tuvo que hacerse «hortelano, fabricante, pescador, tejedor…», empleando innumerables horas en interrogar pluma en mano a toda clase de artesanos y labradores para recoger todo el vocabulario de los más variados oficios y especialidades, además del que podía encontrar en una completa colección de diccionarios. «Tal vez la aportación más importante y original de Esteban a la lexicografía española fue la de inaugurar en ella lo que podríamos llamar el “trabajo de campo”» (P. Álvarez de Miranda, a.c. 566). El Espectáculo estimuló el conocimiento del mundo circundante; su éxito social recuerda el de la Encyclopédie en Francia. Era natural que este trabajo le llevara a concebir un diccionario cuatrilingüe (dejó para más tarde un especial «diccionario de artes y ciencias»). Aunque publicados en 1786-1788 los tomos 1-3 por los bibliotecarios de los Reales Estudios de San Isidro, F. Messeguer y M. de Manuel, la redacción se debe íntegramente a T, que corrigió 300 pliegos antes de 1767. El tomo 4, publicado por de Manuel (1793), contiene sólo los listados latinos, francés e italiano, con sus equivalencias, de las voces incluidas. Comparado con el Diccionario de Autoridades, de 1726-1729, es menos completo en la gramática y casi no aduce «autoridades»; pero es mucho más abundante en el caudal léxico (unas 60.000 entradas frente a las 42.500 del académico, según Alvar Ezquerra). No sigue servilmente sus definiciones, como se ha hecho con frecuencia; pero elogia con sinceridad a sus predecesores (ofrecido un sillón en la Academia, no lo aceptó).
En el t. 13 del Espectáculo sustituyó la paleografía francesa por una española, que había pedido a su colega y amigo, Andrés M. *Burriel. De ella se sacaron (1755) 100 ejemplares, y en uno de ellos escribió Burriel: «En esta impresión primera, aunque hablé en nombre ajeno, todo fue mío, porque cuidé también de la corrección de las pruebas de imprenta. Así soy responsable de los yerros formales y materiales…». Sin embargo, en la redacción se aprecia la mano de Esteban –más capacitado en los aspectos filológicos—y no cabe dudar de su probidad al atribuir a Burriel sólo las láminas de escrituras antiguas.