Mateo Moya López

N. 10 septiembre 1610, Moral de Calatrava (Ciudad Real), España; m. 23 febrero 1684, Madrid, España.

E. 23 marzo 1626; o. 1635; ú.v. 15 noviembre 1643, Toledo, España.

Su apellido era Giménez de Moya, lo que explica el seudónimo «Guimenius»; «Lomarensis» es gentilicio anagramático. Enseñó teología en Toledo. Murcia y Madrid unos veinte años. Su estancia (1656-1658) en Palermo, como confesor del virrey, el duque de Osuna, le proporcionó la ocasión de publicar la defensa de las opiniones jesuitas en su célebre Opusculum (1657). Fue calificador de la Inquisición y sucedió a Johann E. Nidhard (1669) como confesor de la reina Dña, Mariana.

El primer ataque global contra el probabilismo/laxismo de los jesuitas lo había hecho Antoine Arnauld con su opúsculo anónimo Théologie morale des jésuites (1643), en el que recogía varias condenas de la Soborna y de las asambleas del clero. Ya en su primera línea afirmaba que los jesuitas lo permitían casi todo, porque para ellos todo se reducía a probabilidades. En 1644, desde Lovaina el moralista Juan Caramuel aludió a un «anónimo», recién publicado, que criticaba a los jesuitas por convertir el Decálogo en sentencias probables. En 653 (no 1646, como dice F. H. Reusch y repiten Antonio Astrain y A. De Meyer) se difundió con el seudónimo «Gregorio Esclapés» un Manifiesto sobre las «doctrinas perversas de los jesuitas», resumidas en 132 proposiciones, no coincidentes, en general, con las de Arnauld. El provincial jesuita de Toledo se apresuró a denunciarlo a la Inquisición e incluyó copias del Manifiesto, cuyo verdadero autor y lugar de impresión afirmo conocer.

Entonces, intervino Mateo bajo el seudónimo de Dr. Juan del Águila (Ládrame el perro y no me muerda) y polemizó con Esclapés (en el que veía a un teólogo dominico), intentando probar que las opiniones reprochadas a algunos jesuitas, o estaban deformadas o habían sido ya enseñadas por teólogos muy cualificados, en especial dominicos. Esto último lo contradijo rudamente al año siguiente Francisco de la Piedad (probablemente Juan de Ribas O.P) en su Teatro Iesuitico, donde reproducía las acusaciones de Esclapés y las respuestas de M, que refutaba ampliamente.

La misma línea de defensa siguió Mateo en su Opusculum, que le dio notoriedad europea por la edición de Lyón de 1664. La Sorbona censuró la ora (3 febrero 1665) y, de paso, negaba la infalibilidad pontificia. Por esto último, Alejandro VII anuló la censura, reservándose el juicio sobre la obra de Mateo, que prohibieron la Congregación del Índice en 1666, la del Santo Oficio en 1675 y el Breve de Inocencio XI e 1680. M, que había publicado el Supplesx Libellus (1667) para detener la condena, manifestó su pleno acatamiento a la decisión pontificia. En 1670, respondió con sus Quaestiones Selectae a Vicente Barón O.P., pero se prohibieron en 1704.

Hugo Hurter juzga que M fue excesivamente benigno en sus opiniones y, por ello, uno de los precursores del laxismo moral. De le ha reprochado también con escándalo la divulgación de algunas opiniones, especialmente in re venérea, aunque no dé muestras de aprobarlas.