Bernardino de Villegas

N. 1590, Oropesa (Toledo), España; m. 30 diciembre 1653, Madrid, España.

E. 1607, Villarejo de Fuentes (Cuenca), España; o. c. 1616; ú.v. 1628, probablemente Alcalá (Madrid).

Enseñó humanidades y filosofía tres años en el colegio de Huele (Cuenca). Fue catedrático de teología alrededor de doce en Murcia y en Alcalá, calificador del Santo Oficio. Procurador eficaz de provincia dos años (1630-1632) y misionero cuatro, dio comienzo (1636) entre grandes dificultades al colegio de Badajoz, fue rector (1641-1644) del colegio en Murcia, operario en la casa profesa de Madrid; y viceprovincial y provincial de Toledo (diciembre 1651- mayo 1652).

Editó los comentarios (1619-1622) a la primera parte de Sto. Tomás, hechos por Pedro de Arrubal, así como la vida de Sta. Lutgarda (1625), religiosa bernarda, aunque sin corregirla, según confiesa, por no tener tiempo para ello. Incluye abundante doctrina sobre el discernimiento, amor a la clausura, oración, confesión general y otras materias de la vida espiritual. Dedicó la obra, así como los Exercicios santos del día (1635) a Isabel de Borbón, primera esposa de Felipe IV. Ambas tradujeron al italiano. Publicó también Favores de la Virgen Santísima a sus devotos (1630).

Su obra mas conocida es Soliloquios divinos, llamada a veces Soliloquios del alma con Dios. Ha sido traducida al francés, alemán, italiano, latín e indostaní. Son coloquios despertadores del amor y presencia de Dios, o bien para implorar su perdón, para antes y después de la comunión, etc. En el mismo sentido de ayuda a la vida de oración, publicó Aljaba del amor divino (1642), en que ofrece como saetas espirituales dirigidas al Verbo encarnando para expresarle amor, agradecimiento, admiración o gozo, según los casos. Marcelino Menéndez Pelayo lo incluye entre los autores del período áureo español, modelos a la vez de lengua y doctrina espiritual.